viernes, 25 de febrero de 2011

Sociedad Narcotizada

Sociedad Narcotizada 
 
Durante siglos fuimos víctimas de la manipulación y sumergidos en ese profundo sueño, no hemos tenido la osadía de querer despertarnos; por ello es nuestra tarea tener una mente clara, comenzar a discernir sobre lo que realmente creemos o no correcto y no permitir que manipulen nuestras ideas; haciéndonos creer que pensando y actuando diferente del resto es infligir las “normas”, que la escala de valores impuesta es lo cierto y que estar en desacuerdo con ello es ir en contra de estas normas sociales.
Nuestro Despertar a este sueño puede resultar incómodo y hasta doloroso; tan incómodo y doloroso como liberador.
Como transitando por un “síndrome de abstinencia”, sentiremos la compulsión de dar un paso atrás y volver sobre lo mismo.

No es fácil dar ese primer paso, pero una vez dado, sentiremos que podemos pensar por nuestros propios medios, sin la influencia de la propaganda, las modas o las imposiciones sociales que nos hacen adictivos… sabremos que es posible tomar nuestras propias decisiones y que es posible tomar las riendas de nuestra propia vida dejando a un lado los mandatos culturales.
Los modelos impuestos son muchos. Le otorgamos un poder especial irrevocable a los factores y a las figuras de poder, haciendo de nosotros personas dependientes de ese mismo poder que les otorgamos. Transformándonos en servidores vitalicios de aquello que hemos creado, nos negamos el derecho propio que tenemos como seres humanos a estar en desacuerdo con estas figuras.
Desde las figuras religiosas y las autoridades políticas hasta los profesionales de la salud y la educación, por ejemplo; representan modelos a los que no nos permitimos expresar nuestro desacuerdo. De esta manera y durante siglos, las decisiones de otros se  encarnaron en nosotros y nos sentimos discapacitados y anulados para expresar nuestras opiniones personales y nuestras diferencias.
A la vez, renegamos de un sistema al que alimentamos permanentemente en vez de poner atención a nuestra conducta permisiva, ya que a diario aceptamos el mal trato, la agresión y la autoridad mal ejercida o ejercida desmedidamente y preferimos quejarnos de aquello que generamos poniéndonos en lugar de víctimas, antes que despertar y comenzar a trabajar sobre nosotros mismos.

Aquellos que en la historia de la humanidad crearon una sociedad narcotizada, vieron esa veta y, sacando provecho de esta, supieron cómo manipular a las masas. Ejerciendo su poder desde el temor y la manipulación de la información, permitimos ser sumergidos en un mar de narcóticos que alivian ese vacío interno creado por la falta de respuestas auténticas a nuestra sed espiritual.
Los medios de comunicación son invasivos y nos bombardean permanentemente con panaceas de bienestar, felicidad, distracción y un “vía libre” a cuanto nos genere placer; sumiéndonos cada vez más en un estado de somnolencia del que nos resulta difícil despertar, ya que una vez sumidos en el sueño, este nos genera dependencia. A tal punto que siendo adultos (con más razón joven y niña)
tomamos como referentes aquellos valores que los medios de comunicación nos inoculan diariamente.Sumidos en nuestro letargo… nuestro poder de acción se ve inhibido y en nuestra inhibición permanecemos paralizados sin darnos cuenta de que esta falta de acción es estar adormecidos.
No nos cuestionamos nada. Recibimos y aceptamos.
Permitimos que se nos siga adormeciendo y en consecuencia, continuamos otorgando el poder a otros sobre nuestras vidas.
Así sin una toma de conciencia acerca de nosotros, perdemos lo más valioso que tenemos: la oportunidad de experimentar esta maravillosa experiencia de vida con plena conciencia de sentirnos vivos.